El olfato es un sentido muy singular, lleno de de matices y contrastes. Se sabe que un aroma puede
evocar un acontecimiento del pasado que estuvo impregnado de ese aroma. Un olor, una fragancia, un
perfume, puede hacer de algún modo que de repente haga acto de presencia nuestra madre, nuestro
abuelo o cualquier ser querido.
El ser humano se sintió desde siempre atraído por los olores de su entorno, los
olores pueden avisarnos de algún acontecimiento que esté por venir (cuando huele el aire a tierra
húmeda sabemos que ese olor es el telonero de una tormenta inminente). Un olor puede avisarnos de
un peligro concreto (el olor a humo delata un fuego que no vemos y nos da un margen de tiempo para
actuar). El olor inconfundible de un caldo caliente en invierno te levanta el apetito nada más
olerlo. Un determinado olor también puede excitarnos sexualmente, aquí entrarían en juego las
feromonas,
que son unas sustancias que supuestamente emitimos y recibimos, y que interactúan con nosotros en
una retroalimentación química muy sutil que nos hace desear y ser deseados. En este punto, en el
mundo de las feromonas entramos en un tema que a día de hoy no está muy estudiado por la ciencia,
tenemos muchas opiniones a favor y otras muchas en contra de que jueguen un papel fundamental en la
conducta sexual de las personas.
Los perfumes afrodisíacos están estudiados y elaborados para incrementar
el deseo sexual de la persona que absorbe las feromonas que el perfume exhala. A diferencia de
otros
afrodisíacos
puede haber algo de trampa en los perfumes afrodisíacos, ya que en la calle, en un restaurante o
cualquier lugar público, casi nunca se tiene el permiso de la persona que va a respirar los vapores
de dicho perfume libidinoso.
Ya en el antiguo Egipto, la tan afamada Cleopatra tenía la costumbre de
aromatizar su piel con baños de leche caliente con pétalos de rosa. Tenía perfumes que llegaban de
muchos puntos de su reino, eran mezclas de aceites esenciales con algún ingrediente secreto, para
marcar la diferencia, por la exclusividad del aroma obtenido. A día de hoy la industria de la
perfumería erótica
tiene a disposición en el mercado de un buen número de fragancias que prometen al que se la aplica
un éxito como nunca antes visto. ¿Será quizá por los ingredientes del producto que verdaderamente
realizan la labor esperada o por el hecho de que el efecto placebo arme de valor al usuario del
perfume afrodisíaco, y lo dispone para ser más atrevido y por lo tanto tener más éxito en sus
hazañas atribuyendo sus nuevas conquistas al susodicho perfume? Hasta donde he podido llegar hay
opiniones favorables y desfavorables al respecto, desde los que aseguran que los
perfumes afrodisíacos
son verdaderamente eficaces, hasta los que aseguran que es otro cuento más como los de los
«crecepelos». Quede advertido estimado lector, podría darse el hipotético caso de que cualquier día
amanezca usted con una persona que no le resulte atractiva y esta vez la culpa no sea por el exceso
de bebidas espirituosas. |